Últimamente me cuesta escribir, de todos modos se que no voy a peor por que hasta hace poco me costaba hasta cocinar y eso en mi caso es muy mala señal. No vi esta embestida de la vida y me pilló de lleno pero creo que poco a poco puedo ir curando mis heridas. Para sanar el alma me gusta leer, oir música, rodearme de la gente que me quiere, recibir achuchones de mi pequeñaja y poner en práctica todo eso que leo y meto en esta cabecita que cada vez tiene la memoria mas llena.
Me gusta leer sobre otras culturas, otras maneras de vivir la cocina, entender el por qué de las cosas, darte cuenta de que en ciertas culturas se vive y se saborea diferente. De hecho me gusta tanto que por eso tengo ese apartado de “ciudadanos del mundo”, tengo que retomarlo, me gustaba compartir y cocinar, comer y disfrutar de las diferentes visiones de este mundo loco en que vivimos.
Soy de esas personas que cuando viaja a otro país o ciudad del nuestro, me gusta ir a los mercados, ver los productos y si el conocimiento del idioma me da (mi acento inglés de Añorga no es demasiado bueno pero siempre hay gente amable dispuesta a abrir bien la oreja) hablar con los vendedores, comprar algo y ver cómo se comporta la gente. Luego me llevo ingredientes (menos de los que me gustaría) y recuerdos, vivencias… Recordaré siempre la belleza del mercado de Rialto en Venecia y el kaos organizado del mercado de Atenas, los puestos de quesos y pan de cualquier pueblito de Francia o los zocos de Túnez con sus coloridas y aromáticas especias. Espero, cuando sea viejita, poder recordar muchos mas mercados por que eso querrá decir que concozco más mundo y eso es una de esas cosas que me hace feliz.
Mientras tanto viajaré por los libros y traeré esos viajes a mi cocina. Hoy un plato de oriente medio, de uno de esos lugares dónde saben mucho de esto de preparar cosas para comer con las manos y aqui nos chupamos los dedos.
Por cierto, hoy 8 de marzo es un día de lucha para nosotras. No hay nada por el que felicitarnos, eso llegará el día que nuestros derechos sean nuestros, que éstos sean un derecho no un privilegio. Hoy la receta va por vosotras, mujeres valientes, luchadoras y que nunca agachan la cabeza. Sigamos avanzando, que nadie nos diga dónde termina el camino.
Ingredientes.
2 berenjenas grandes
1/2 limón
1 diente ajo
1 cuchara sopera de Tahini
1/2 cucharilla de aceite de sésamo
Pimienta negra
Sal
1/2 cucharilla de comino molido
Aceite de oliva virgen extra
Un poquito de agua si es necesario
Cómo se prepara.
Empezaremos cortando las berenjenas por la mitad y haciéndoles unos cortes en la parte interior. Las pondremos en una bandeja con un poco de sal y un chorrito de aceite de oliva. Las hornearemos a 200 grados entre 30 y 40 minutos. Una vez horneadas las sacaremos del horno y las dejaremos templar antes de separar la carne de la piel.
Pondremos la berenjena sin piel en un vaso batidor con los demás ingredientes (sal, pimienta, tahini, limón, etc). Batiremos, si vemos que nos queda demasiado denso podemos añadirle un poquito de agua, pero poca por que no queremos que nos quede tipo puré. Para los que utilizáis robot de cocina, que no os quede demasiado pasado, tiene que quedar un poquito grumoso.
Pondremos el baba ghanoush en un plato llano y aunque en los paises originarios dónde se prepara este plato se acompaña de granada y zumo de la misma, aquí lo acompañaremos de pimentón picante o dulce, según gustos y un poco de aceite de oliva virgen extra.
El baba ghanoush se acompaña de pan de pita, tortitas de mais tipo nachos o crudités.
On egin!
Muchísimas gracias, en cuanto tenga un ratito lo pondré en práctica, desde India. Te debo también alguna receta ya que te gusta la cocina del mundo. Muxus!!!
Estaré encantada de que me mandes alguna receta. La cocina indú me encanta! Si además me cuentas un poco de ti tenemos un post seguro. Un saludo y gracias por pasar por aquí!