El otro día paré en la gasolinera, alimento para la moto si quería llegar a casa. Eché gasolina y fui a pagar. Allí estaba un señor dándole conversación al dependiente, le comentaba que “fíjate tú que yo he comido pan en muchos sitios y ninguno como el vuestro”. Mi cara se quedaba desencajada cual dibujo animado japonés, no daba crédito a lo que este señor estaba diciendo. El dependiente le sonrió (no quiero imagina lo que estaba pensando por dentro), el señor pagó y se marchó. Era mi turno y mientras el chico me daba las vueltas yo estiraba el cuello para ver que era aquello tan “especial” que podían vender en una gasolinera. Barras, barras de pan sacadas de un mini-horno sin antes no haber pasado por una caja de pan congelado de Berlyss.

Me fui pensativa, no se si era peor que una gasolinera pudiera vender pan o que un señor de cierta edad hubiera olvidado de lo que era el buen pan. Ése pan que seguro le ponía su madre o su padre en el bocata de la tarde como hacía mi abuela María cuando nos ponía aquellas rebanadas de pan de pueblo con chocolate,  ese pan que seguro era recio, con sabor y de los que duran. Cogí mi moto y no me podía quitar de la cabeza cómo podía ser posible ese “reseteo” de cabeza, cómo era posible que alguien con registro de sabores en su cabeza hubiera borrado toda la información.

Sé la respuesta. Un virus,  un virus en forma de industria alimentaria, esa industria que quiere reeducar nuestro paladar para que sea menos exigente. Esa industria que juega con nuestra salud, nuestro dinero y  nuestro futuro. Y nos dejamos llevar como la canción de Antonio Vega. Somos facilones como una tarta de chocolate en el escaparate de una pastelería, todo lo que nos den lo cogemos, todo lo que nos digan ni lo cuestionamos y no somos capaces ni de pararnos a pensar  qué cojones estamos haciendo. Encima se escudan en el precio, en el bolsillo del consumidor cual Robin Hood de pacotilla y nosotros volvemos a morder el anzuelo porque somos facilones, muy facilones. Mordemos el azuelo y lejos de morir con él, nos domestican como a un mono con platillos y nos vemos enzarzados en una conversación de cómo puede ser que el pan sea tan caro. Pregunta errónea (meeeecccck sonido de bocina de fallo de concurso de la televisión), la cuestión sería porqué pagamos tan poco por ciertos panes. Ayyyyyyy como nos la están metiendo, en esto y en muchas cosas.

Una que ha hecho miles de barras de pan, pistolas, baguettes o como las queráis llamar, se indigna cada vez que alguien me quiere cobrar 1,35€ por una barra de pan congelado o cada vez que nos conformamos con otra por valer 0,38€. Los domingos lo pagamos más caro aunque siga siendo congelado y la dependienta, como me pasaba a mi en mi último trabajo no cobrara más el domingo como lo estipula el convenio. El convenio no existe, el convenio es la patronal (cuña sindicalista modo on).  Uno de los pocos alimentos que ponemos todos los días a la mesa y el que mas maltratado está.

Me encanta hacer baguettes, me divierte, me entretiene y que leches! soy una panadera de puta madre y hago unos panes en casa de quitarse el sombrero (sí, mi parte humilde está de vacaciones). Soy panadera, disfruto de la cocina y me hace inmensamente feliz cada vez que doy un curso y os meto en el cuerpo el gusanillo de amasar. Me gustra trasmitir, enseñar y contaros cosas y creo que no se me da del todo mal, al menos se que a mas de una y de dos os saco una sonrisa con mis stories de instagram, y también se que estoy como una cabra y que nunca valoro el tropel de gente que me ve, pero se que eso no lo voy a cambiar porque para bien o para mal soy así, tal y como me veis. No hay guión, no hay mas vuelta que mi locura y yo delante de mi móvil.

Si la vida es justa me dará siempre buenas baguettes como estas, y si la vida es lo que tiene que ser me debe muchas baguettes, así que vamos a empezar por éstas.

 

Baguettes. Barras de pan.

Receta de ainaraloPlato: Panes, bollos y masas, recetas del mundo, Recetas tradicionales, Recetas vegetarianas
Raciones

6

raciones
Tiempo de preparación

45

minutos
Tiempo de cocinado

20

minutos

Ingredientes (para 4 baguettes).

  • 500 gr Harina panadera (W-180) 

  • 150 gr de masa madre de trigo blanco (30%)

  • 300 gr de agua (60%)

  • 10 gr de sal (2%)

  • 1 gr de levadura fresca (0,3%) -opcional-

Instrucciones

  • Cuando tengamos la masa madre a tope estaremos preparados para amasar. Empezaremos mezclando harina y el agua. Lo amasaremos ligeramente, taparemos y esperaremos unos 20 minutos (autólisis) antes de añadir la masa madre.
  • Una vez pasado éste tiempo añadiremos la masa madre y la sal (y la levadura si le vais a añadir). Haremos tandas de amasado de un par de minutos con reposo de 5, repetiremos tres o cuatro veces. Haremos una bola, la meteremos en un cuenco bien tapado con film transparente y dejaremos fermentar hora y media.
  • A continuación dividiremos la masa y haremos una preforma que dejaremos reposar unos minutos con la costura hacia abajo. Formaremos las barras como lo podéis ver en el vídeo y dejaremos levar metida en lino hasta que doble tamaño (un par de horas o tres).
  • Daremos la vuelta  a las barras con ayuda de una tablilla, dejaremos la costura hacia abajo y para hacer los cortes dividiremos el ancho de la barra entre tres y los haremos en la parte central hacia el largo, de manera vertical vaya.
  • Meteremos en el horno, con el horno muy caliente, a 270 grados 11 minutos con vapor y 9/10 minutos sin vapor. Sacaremos y dejaremos enfriar en rejilla antes de consumir.

Vídeo de la receta

Notas

  • Lo primero que tenemos que tener es una masa madre bien activa. Qué quiere decir esto? Que cuando la alimentemos esté totalmente activa en menos de 4 horas.