Pararse a oler las flores. Es una frase que tiene mucho significado. Creo que dejamos de hacerlo, las prisas y la (mala)vida que llevábamos nos nos dejaba o creíamos que eso era así. Nuestra (ficticia)felicidad se escondía detrás de un coche concreto, las vacaciones (caras) mas instagrameadas de nuestras vidas, permitirnos éste o otro gran restaurante, comprarte ese vestido tan caro que viste el mes pasado en esa tienda o utilizar como pretexto la falta de tiempo (mentira) para visitar a ese ser querido. Y ahora nos damos cuenta que la riqueza de nuestra alma reside en nuestros sentimientos, que no echamos de menos ese coche, ni necesitamos ir a comprarnos ese vestido, que lo que verdad nos hace llorar (literal) es no poder abrazar a los nuestros, que ese restaurante o bar que echas de menos lo echas de menos en compañía, brindando, riendo y todas esas cosas que no se venden en tiendas ni grandes superficies.

La vida nos ha cambiado, quizás la naturaleza nos ha puesto en nuestro lugar. Vivíamos demasiado rápido, sin mirar al de al lado (ya llevaba yo mucho tiempo pensando que la empatía brillaba por su ausencia) y creyéndonos dioses. Pensábamos nosotros, en nuestro púlpito, que a nosotros no nos tosía nadie, éramos los jefes del cotarro. Nos pensábamos que los jugadores de fútbol eran la leche, que fíjate tú qué fichaje, vaya golazo o estamos en la final. Pensábamos que esas imágenes que se compartían comparando el sueldo de Cristianos o Messis con científicos que investigaban para salvarnos de mil y una batallas eran demagogia de la chunga porque esos Cristianos o Messis lo generaban. Nos pensábamos tan listos de imponer a ciudadanos seguros médicos privados porque “Señores, esto es lo mejor para el país” y de repente nos vemos todos con el corazón en la garganta aplaudiendo en nuestros balcones a todas esas personas que son nuestra esperanza, porque de esta no nos salva ni partido político, ni religión , ni bandera, de ésta nos salvamos juntos.

     Pero volveremos, y espero que seamos diferentes porque el mundo ha cambiado para siempre y nosotros con él. Espero que seamos capaces de pararnos a oler las flores, seamos capaces de no olvidar el que antepuso el capital a lo humano, espero que seamos empáticos y no sigamos siendo esa sociedad que ve a alguien caerse por la calle y no es capaz de echar una mano. Espero que de todo esto saquemos también algo bueno, porque tantos y tantos que tienen que despedir a los suyos en silencio no puede caer en saco roto. No, me niego. Me niego a pensar que todo ese sufrimiento y lucha no nos va a servir. Me niego a pensar que esta manera de ponernos a todos en nuestro lugar lo vayamos al olvidar pronto.

Lo mas parecido a una guerra que he vivido son las historias que me contaba mi abuelo Gervasio (menos mal que no está viviendo esto)y aquellas historias me hicieron no olvidar jamás lo que fuimos y lo que somos. Al igual que a esa generación y posteriores les marcó la vida creo firmemente que esto nos cambiará a todos.

Me parece, eso si, poco esperanzador como todos los dirigentes de los países que conforman este mundo en el que habitamos (para desgracia de él, pura maravilla ver focas en Donostia o delfines en Venecia) caigan todos en la misma piedra (del capitalismo) y nos hagan caer a todos como fichas de dominó, ellos sí que no se merecen estar donde están, no olvidaremos.

A continuación os dejo la receta de bizcocho de arándanos que compartimos como la primera receta juntos, en mi instagram intento distraeros porque tomé la determinación de que allí haría un rincón de escape y aunque me siento “culpable” cuando sanitarios me agradecen (a mi y mis putas locuras) lo que hago seguiré haciéndolo hasta que mi energía aguante. Creo mucho en las energías pero eso os lo cuento otro día.

Mucha fuerza, resistencia, flow, alegría. JUNTOS saldremos de esta. Como gritamos todos los días a las ocho en mi pequeño balcón al que nunca mas humillaré por ser pequeño, “zu gabe hau ez da posible” (sin ti esto no es posible).

Bizcocho de arándanos

Receta de ainaraloPlato: Dulce tentación, Panes, bollos y masas, Recetas vegetarianas
Raciones

4

raciones
Tiempo de preparación

15

minutos
Tiempo de cocinado

45

minutos
Caloríaskcal

Ingredientes

  • 1 huevo L

  • 120gr de yogurt natural.

  • 100gr de azúcar blanca.

  • 60gr de panela o azúcar integral.

  • 100gr de aceite de girasol.

  • 16gr Royal.

  • 200gr de harina floja de trigo.

  • Piel de una naranja.

  • 1/3 de cucharilla de comino molido.

  • 125gr de arándanos frescos.

  • Mermelada de fresa, frambuesa o frutos del bosque.

Instrucciones

  • Empezaremos triturando la piel de naranja, el comino molido (la punta de una cucharilla) y el azúcar (si no tenéis panela añadir 40gr de azúcar blanca más). Si no tenéis trituradora podéis rallarla sobre el azúcar y mezclar.
  • Por otro lado batiremos el huevo con este azúcar hasta blanquear. Añadiremos a esa mezcla el aceite y el yogurt para a continuación añadir la harina y el Royal.
  • Cuando tengamos esta mezcla añadiremos los arándanos y en un molde encamisado o untado con aceite y harina echaremos un poco mas de la mitad de la masa, haremos con la mermelada un surco central y taparemos con la otra parte de masa para terminar haciendo unos dibujos con un poco de mermelada en la parte superior.
  • Hornearemos nuestro bizcocho a 180 grados unos 50 minutos.

Notas

  • Se pueden sustituir los arándanos por otro tipo de fruta como manzana o fresas, las tendremos que cortar en dados y mezclarlo con la masa de la misma manera que está explicado en la receta.