El otro día tuve que echar la vista atrás para recordar lo ricos que eran los cruasanes cuando éramos pequeños y me dí cuenta de una cosa. Todo ha ido mejorando con el paso del tiempo, tenemos nuevas tecnologías que nos facilitan la vida, electrodomésticos inteligentes, coches más preparados, digitalización de los cines, Internet… Con la comida no pasa lo mismo, mas bien nos pasa lo contrario. Tenemos que mirar atrás para acordarnos de lo bueno, lo real y auténtico. Es como si la alimentación no hubiera cogido el mismo camino de evolución, mas bien ha cogido el camino de la involución. No lo entiendo, las empresas alimentarias han aprovechado la evolución tecnológica para fabricar más rápido pero no con mejor garantía. Es fantástico para los empresarios del sector que existan máquinas que hacen cientos de panes por minuto u otros tantos cruasanes por segundo, no me parece tanto chollo para el consumidor que con la rapidez e inmediatez ha perdido sabor, textura y autenticidad por el camino.

En mi ciudad, Donostia, cada vez es más difícil encontrar un buen cruasan, como si de la búsqueda del Santo Grial se tratara, uno de esos cruasanes hojaldrados y con un potente sabor a mantequilla; difícil, muy difícil de encontrar. Lo peor no es lo que la industria nos ofrece, lo peor es que nuestra memoria no la podemos trasmitir a las siguientes generaciones para saber qué y cómo debería ser un alimento en concreto, y en esta batalla porque mi pequeña Laia pueda tener su pequeña archivo de sabores, olores y texturas he decidido hacer unos rico cruasanes #enmicasa.

Me gusta meterme en la cocina para que ella pueda probar y sorprenderse, creo que hasta el plato más elaborado lo preparo con todo el cariño y toda la paciencia del mundo tan sólo por ver su sonrisa. Creo que no tenemos que perder ese espíritu de “abuela”, ellas recorrían mercados y vigilaban pucheros durante horas tan solo por dar de comer bien a su familia. Quizás la evolución para según que cosas no sea tan buena, quizás la inmediatez o el creernos que no tenemos tiempo para decircárselo a algo tan importante como es la alimentación nos quita de tener alimentos auténticos, de los que te sacan una sonrisa y no son tan solo masas saciantes de estómagos hambrientos.

Se que es difícil no dejarse llevar por esas bollerías baratas, baratísimas, mucho más que un bocata. Me horroriza ver como proliferan bollos de bandejas de plástico, en serio platearos que 4 donuts a 1 € no puede ser algo muy bueno, no puede ser y lo sabéis. No puede ser que tengo en bandeja (nunca mejor dicho) que sea ya no más fácil darle a un niño un bollo en vez de un bocata y una fruta sino que sea mas barato. La vida está muy dura y hay unos cuantos empresarios que juegan con nuestra salud para ellos llenarse los bolsillos.  Se que el tiempo es un bien preciado que escasea, se que la vida no nos lo pone en bandeja pero quizás si lo intentamos, si ponemos nuestras ideas en orden y recordamos lo que es realmente imporante sepamos a¡de dónde venimos y a dónde queremos ir. No perdamos el Norte y no nos dejemos llevar por la marabunta, no nos creamos y ni nos traguemos lo que unos cuantos quieren. Cerrad los ojos y recordad vuestra infancia, recordad a esas madres, abuelas, abuelos y padres; recordad el mimo y el cariño con el que nos daban de comer.

CROISSANT, CRUASÁN O CURASÁN.

cruasán principal

Ingredientes:

500 gramos de harina de media fuerza

10 gramos de sal

40 gramos de azúcar

250 mal de agua (siempre dependiendo de la absorción de la harina)

25 gramos de levadura fresca

280 gramos de mantequilla

1 huevo (para pintar los cruasanes)

Almíbar (opcional)

2 horas para pasar en tu casa

Proceso:

Empezaremos preparando una masa con la harina, 15 gramos de mantequilla, la sal, la levadura y el agua. La prepararemos con unas tres secuencias de amasado y reposo. Cuando tengamos una masa bien lisa, la taparemos y dejaremos levar durante 30/45 minutos dependiendo el calor que tengamos en la cocina.  Para preparar la mantequilla la pondremos entre dos trozos de papel para hornear, estiraremos la mantequilla hasta conseguir una lámina de medio dedo, la dejaremos enfríar diez minutos en el frigo. Transcurrido éste tiempo sacaremos la masa, desgasaremos y estiraremos hasta tener una masa de un centímetro de grosor.

proceso 1

Colocaremos la mantequilla en mitad de la masa y la taparemos con los dos lados como si la arroparamos. Estiraremos con el rodillo siempre en la misma dirección, cuando tengamos una lámina larga haremos tres pliegues, empezando de los costados para adentro y dejaremos reposar 20 minutos en el frigorífico. Sacaremos la masa y estiraremos igual que la anterior vez y plegaremos en tres, otra vez meteremos al frigorífico para que la mantequilla no se derrita. Repetiremos esta secuencia tres o cuatro veces. Estiraremos la masa y cortaremos los triángulos para formar los cruasanes, que sean de entre 60/80 gramos y 1/2 centímetro de grosor.

proceso 2

Cortaremos la masa en triángulos, haremos un corte en la base del triángulo, sacaremos las puntas para afuera e iremos enrollando hasta ariba. Iremos colocando los cruasanes en una bandeja y dejaremos fermentar 90 minutos y 30 minutos más dentro del frigo. Sscaremos, pintaremos con huevo batido y hornearemos a 180 grados 17/20 minutos. Dejaremos enfríar antes de pintar con el almíbar (según gustos, se puede dejar sin almíbar) y estarán listos para consumir.

cruasán final

Si hacéis muchos tienen muy buen congelar. Meternlos en una bolsa para congelar y sacar a temperatura ambiente para descongelarlos. 

cruasan interior

On egin!