Somos afortunados los que vivimos por esta zona, nos llega la cultura francesa y además tenemos la suerte de que a media horita tenemos el País Vasco Francés. Para mi una zona con un punto, más bien un puntazo. Creo que me tira lo vasco con toque francés, imagino que será un poso que queda de mi infancia. Recuerdo con una sonrisa en la cara a mi tío Luis, ya os he hablado alguna vez de él. Fue uno de esos niños de la guerra que acabó viviendo el groso de su vida en Francia, allí encontró el amor en mi tía Anita y formó su familia. Vivía a las afueras de París, en un pueblecito de esos pequeños pero al que no le faltaba su pequeña boulangerie ni sus casitas con parcelas.

Recuerdo aquellos veranos que íbamos a pasarlos con él, aquellos extraños horarios de comidas y cenas, aquella voz que se oía a las seis de la tarde “¡Á table!”. Mi hermano y yo siempre queríamos jugar en el jardín después de cenar pero pasadas las siete de la tarde no se podía porque podíamos molestar a los vecinos. Tengo en mi memoria aquellas historias sobre mi bisabuela que me contaba mientras cocinábamos juntos, siempre me contaba que cocinaba en un restaurante de Bilbao y que lo hacía tan bien que se la llevaron a uno de los restaurantes mas conocidos de Madrid. Hablaba de ella con un brillo especial en los ojos, también recuerdo aquellas historias de cuando su madre los tuvo que meter en un barco en plena guerra, sin saber qué iba a ser de ellos pero sabiendo que tenían que salir de allí. Me contaba como su madre le metió dinero en un bolsillo que cosió para que nadie se lo quitara y las monjas que iban con ellos se lo acabaron quedando. Él se reía de todas las historias, esa risa que hacía que se pusiera colorado como un tomate, de esas risas contagiosas, era pura alegría. Aquella risa siempre me recordó a mi padre quizás por eso le quería tanto. Él siempre será de esas personas que no te acostumbras a que no estén, él forma parte de los mejores recuerdos de mi infancia.

Él me enseñó París de cabo a rabo, me enseñó que hay que reírse de la vida y que la felicidad se encuentra en las cosas más insignificantes. Me enseñó tantas cosas que sería imposible olvidarlo nunca, las guardaré como aquellos juguetes antiguos que guardaba en aquel desván de película donde tanto nos gustaba jugar a mi hermano y a mi. Esta tarta se la dedico a él, me imagino compartiéndola con él y riendo, porque siempre lo recuerdo riendo.

EUSKAL PASTELA

pastel vasco 1 

INGREDIENTES:

PARA LA MASA:

200 gramos de harina normal

100 gramos de almendra molida

150 gramos de mantequilla

1 pizca de sal

1 huevo + 1 yema

120 gramos de ázucar

2 cucharas soperas de Ron

PARA EL RELLENO

Crema pastelera (enlace de mi receta)

50 gramos de agua

70 gramos de ázucar

150 gramos de frambuesas y arándanos

INSTRUCCIONES:

 Empezaremos poniendo todos los ingredientes secos en un cuenco, la mantequilla la cortaremos el dados pequeños y los añadiremos a los ingredientes secos y iremos restregando la mantequilla con la harina y almendra hasta conseguir una textura de arena mojada. En ese momento añadiremos  el huevo y la yema, formaremos una masa homogenea, haremos un plancha gordita y la meteremos al frigo medi ahora tapada con film transparente.

preceso basque 1

Minetras se enfría nuestra masa haremos la crema pastelera (enlace), si no vais a meterle frutos rojos teneis que hacer el doble de crema pastelera, los dos formatos son tradicionales aunque siendo sincera la mayoría de las veces de usar fruta usan cerezas. Pondremos el agua y el azucar en un cazo y cuando haya cogido el primer hervor añadiremos los frutos rojos y baaremos el fuego, dejaremos cocinar durante unos 20/30 minutos.

proceso basque 2

Para la tarta utilzaremos un molde delmoldable al que le pondremos papel de hornear en la base. Estiraremos la mitad de la masa y la pondremos delicadamente hasta cubrir el fondo y los laterales, si se rompe no importa, le ponemos un petacho y ni se notará. Cubriremos el interior con la crema pastelera y sobre ésta la compota de frutos rojos que habremos preparado. Estiraremos con mucho cuidado la otra mitad de la masa  taparemos la tarta, cerraremos haciendo pequeños pliegues, si nos sobra masa podemos hacer lagún adorno, el trdaicional es un lauburu.

Pintaremos con huevo batido y hornearemos con el horno caliente a 180 grados unos 30/40 minutos. Sacaremos y dejaremos templar antes de comer, es una tarta que tradicinalmente se come templadita, nunca fría.

pastel vasco 2

On egin!