El otro día iba andando por la calle, música puesta y el sol brillaba lo suficiente para que casi ni mis gafas oscuras me zafaran de esa pequeña fotofobia que tengo. Siempre me ha gustado pensar que las personas con los ojos claros sufrimos más con esto de la luz (excusas, creo que soy un poco vampiro). Bueno, como os iba contando, sonaba T-Rex (Get it on), es una de esas canciones que hacen que un día de sol, unas gafas de sol, unas maneras de andar hagan de ti una persona con mas ritmazo de lo habitual, una leve sonrisa en mi cara hasta que… ¡zas! me quedé sin batería en mi iPod. La parte antisocial de mi ser (cada vez mas grande por cierto) quiso llorar de pensar que iba a tener que oír todas las gilipolleces (lo siento, yo también cuento gilipolleces, así es) de desconocidos que coinciden los segundos justos para saber de esa vida que no me interesa.

Pánico, esa es la palabra. Entonces entré en el supermercado y me día cuenta de que por megafonía a parte de decirte las ofertas en verduras o pescado, ponían música. Insuperable las veces que pude oír “desapacito” de Luis Fonsi. El otro día pensaba que había llegado al máximo de reproducciones de esa canción cuando salí a una de mis cenas de campeonas que hacemos de vez en cuando. Estuvimos una hora y media en un local y sonó cuatro veces, en todo tipo de versiones, ritmos y el caso (esto a nivel experimento  sociológico) es que cada vez que sonaba el bar vibraba como la primera vez. El alcohol que hace de nosotros bailarines venidos arriba, descarados y mas sociales de lo habitual.

A lo que iba, que me voy por las ramas. Destacables dos “microhostorias” que capté. Una de ellas de una señora que le comentaba a otra lo buena que era la tortilla congelada de este supermercado. Ostras, en serio, tortilla congelada. Como frisbee tiene que funcionar de lujo. La otra me pareció bastante mas preocupante que comprarte una tortilla congelada. Dos chicas hablaban y una le comentaba a otra por qué había dejado a su último ligue. “No se tía, no me hacía sentir bien. Me cogía el móvil. Me preguntaba todos los días que iba a hacer, que estaba haciendo, con quien estaba. ¿A ti te parece normal?”. A lo que la amiga le contestó: “No se, lo normal. Si te quiere”.

Me fui pensando en que cojones estamos haciendo mal para que una chica joven piense que esa actitud es una prueba de amor, y pensé en mi iPod sin batería en mi bolso. Rondaba en mi cabecita aquel resquicio de una conversación que  se aventuraba larga y con muchos mas detalles que siendo sincera no quería saber, al fin y la cabo cuando no puedes hacer nada es mejor no saber (meterse en conversaciones ajenas está muy mal visto).

Llegué a una conclusión clarísima, siempre que llegue a casa poner a cargar el iPod, la música y mi parte antisocial hace de mi una mejor persona. no porque la música amanse las fieras sino porque escuchar más de la cuenta o tener que interactuar más de la cuenta no me hace feliz. Mi parte práctica me hace interesarme, hablar, compartir, reír o llorar tan solo con las personas que considero amigos para lo demás aunque me salte una canción de OBK prefiero ir en mi mundo.

 

Las masa húmedas tienen el componente negativo del amasado. Para mi que soy una friki me parecen gustosas y disfrutonas pero se que para el que no le va mucho este tema o no lo controla demasiado hace que naveguéis en un mar de dudas e inseguridades. Cuando penséis que la estáis cagando es probable que estéis yendo por el buen camino. Dicho esto, vamos a empezar con la receta.

 

Focaccia

Receta de ainaraloPlato: Panes, bollos y masas, Recetas tradicionales, Recetas vegetarianas
Raciones

6

raciones
Tiempo de preparación

30

minutos
Tiempo de cocinado

40

minutos

Ingredientes

  • PARA LA BIGA:
  • 500 gr de harina panadera

  • 250 gr de agua

  • 4 gr de levadura fresca

  • PARA LA MASA:
  • 35 gr de harina panadera

  • 2 gr de malta diastásica (opcional)

  • 4 gr levadura fresca

  • 150/160 gr de agua

Instrucciones

  • Ésta es una elaboración que ocupará dos días de tu vida. Empezaremos el primero de ellos preparando la biga*, mezclaremos la harina, el agua y la levadura. Amasaremos hasta tener una masa lisa y homogénea, haremos una bola, la meteremos en cuenco y taparemos con film transparente. *Este prefermento que es la biga lo tendremos un mínimo de 24 horas el frío y un máximo de 48 horas.
  • Al día siguiente preparemos el resto de ingredientes. La biga la cortaremos en trocitos para ayudar a su integración en la masa y pondremos la harina, el agua, la sal y la levadura. Si no tenemos malta podemos añadir una cucharilla de miel suave. Para amasar os recomiendo que al principio aplastéis los ingredientes con las manos integrándolos mas que amasando y cuando el prefermento ya no lo notéis con las manos los trocitos de la biga es cuando empezaremos a amasar.
  • Empezaremos a ver como la masa se va desarrollando y aunque se nos pega una barbaridad a las manos poco a poco se irá pegando menos. Hacemos intervalos de un par de minutos de amasado y unos cinco de reposo, cada vez que volvamos a amasar será más fácil. Poco a poco podremos pasar del amasado simulando los brazos de la amasadora a amasado francés. La masa empezará a coger cuerpo y veremos como se forman unas burbujas bajo la primera fina capa de masa.
  • Cuando la tengamos bien amasada y tenga una textura esponjosa la pondremos sobre una bandeja de horno en la que habremos puesto un buen chorro de aceite de oliva virgen extra. La dejaremos reposar unos 45 minutos  en un lugar cálido de la cocina. Transcurrida éste tiempo le haremos un pliegue estirando los costados al centro con mucho cariño y la dejaremos una hora más. Haremos un total de dos o tres pliegues dependiendo como veamos la masa, nos tiene que quedar ligera y muy esponjosa.
  • Cuando hayamos hecho los pliegues y haya pasado las horas en cuestión echaremos un poco mas de aceite de oliva virgen extra por encima y estiraremos haciendo agujeros pero con mucho cuidado de cargarnos el mínimo de burbujas posibles. Los ingredientes que pongamos por encima será a nuestro gusto. La mía de hoy lleva tomatitos con  orégano, cebolla fresca con tomillo y trigueros con sal de trufa.
  • EL horno lo tendremos caliente a 240 grados. Hornearemos la focaccia 10 minutos a 240 grados y un poco de vapor y sin vapor a 200 grados entre 10 y 15 minutos. Sacaremos del horno y dejaremos templar un poco antes de sacarla de la bandeja.

Vídeo de la receta

Notas

  • Para trabajar masas tan húmedas tenemos que simular los brazos de una amasadora profesional de obrador. el friki-vídeo ayuda y mucho para estas cosas y ahí veréis con claridad que es lo que os intento explicar
  • Podemos congelarla en trozos y darle un golpe de horno directamente desde el congelador. Si la dejamos mas de diez días congelada se queda muy seca y pierde toda la textura. Así que lo de la congelación solo os lo recomiendo para pocos días.