El otro día me levanté y parecía que estaba en un capitulo de Juego de Tronos… Pero con una sonata y no de Fuego y hielo en mi interior. Sonaba un eco que me decía que la gente no es como yo y que todo no está en tu mano.

Lo primero es fácil de entender, mas que nada porque me gusta rodearme de gente que es justamente diferente a mi, porque los diferentes son los que me enriquecen, los que aportan, claro que no puedo esperar que a todo el mundo le guste lo que me gusta a mi. Lo segundo es peor, darte cuenta que no puedes parar un ejército de muertos tú solita aunque lo intentes, y que las armas que te ha dado la vida no son de vidriagon y que eres incapaz de parar a los caminantes blancos. La verdad es que la vida es una constante carrera de obstáculos, es un constante aprendizaje, me iré de este mundo desconociendo lo complicado del ser humano. A veces es agotador sobrevivir aunque sepas que no te queda otra, porque otros dependen de ti y te necesitan para llegar al Norte como le pasó a Bran, y como a él, a veces te dan ganas de volar lejos, a algún lugar desconocido y recóndito. Ser cuervo (de tres ojos) puede ser siempre una buena opción, tres ojos seguro que ven mejor que dos.

Pero también vivimos en un mundo de listas como las que hacía Arya, de esas de obligado cumplimiento, como si las palabras estuvieran grabadas a fuego Valyrio, imposibles de borrar. En la lista nunca tiene que faltar el valor de la amistad, el amor y el respeto, saber siempre de quien te rodeas, jugar todos al mismo juego porque todos sabemos que el que no lo hace siempre acaba muriendo inesperadamente en un capítulo dejándote con la boca abierta. Pero que nunca te hagan sentir que no eres Nadie como le pasó a ella con los Hombres Sin Rostro. Hay que ser tan luchadora como Brienne de Tarth y tener la piel tan gruesa como su armadura. No desistir nunca aunque te quieran hacer pensar lo contrario, como si de un conjuro secreto y maligno de Melisandre se tratara, que no te hagan dudar de dónde vienes o quién eres.

 

Sé que soy muy tremenda y que aunque a veces parezca que voy a gritar Drakarys lo hago menos de lo que me gustaría por eso de la paz mundial, por ese “Norte” que no quiero perder sabiendo que estoy rodeada de personas importantes que no se merecen que les alcance el fuego de un dragón, sino el abrazo que se dan dos hermanos que se aman y mueren juntos. Y te puede pasar, te puede pasar como a esos protagonistas que crees que terminarán juntos pero tras un beso él le clava una daga a ella, la vida es tan imprevisible como lo puede ser una serie de televisión. Pero también puede ser tan fantástica como ese personaje que hasta odiabas y al final te da pena que muera, quizás los buenos no sean tan buenos ni los malos tan malos. Eso si, pase lo que pase, no te encierres entre muros, no te quedes esperando las embestidas en Invernalia, es mejor salir y tirar para adelante con lo que sea, para vivir o para morir. Quizás no tengas vidriagon, pero la verdad y la honestidad en esta vida es un tesoro muy valioso y potente como las espadas de acero Valyrio, tanto como para poder combatir mil batallas, de esas que se ganan pudiendo mirar a los ojos de la gente. Ojos azules, verdes, marrones…

(Si no has visto Juego de Tronos siento que no te enteres de mucho. Si no lo has visto terminar no te vuelvas a leer el texto, bórralo de tu mente. Para los demás recordar que cualquier parecido con la realidad será solo parte de tu imaginación).

 

Gyozas de langostinos y verduras

Receta de ainaraloPlato: Recetas del mar, recetas del mundo
Raciones

6

raciones
Tiempo de preparación

15

minutos
Tiempo de cocinado

10

minutos

Ingredientes

  • Obleas para gyoza 

  • 300 gr de langostinos crudos

  • 1/2 Brócoli pequeño

  • 1 Zanahoria

  • Jengibre fresco

  • 1 Ajo pequeño

  • Salsa de soja

  • Sake

  • Aceite de sésamo

  • Aceite de oliva

  • Aceite de girasol

  • Agua.

Instrucciones

  • Empezaremos pelando y picando los langostinos. Tienen que ser langostinos crudos, no nos valdrán ni langostinos cocidos ni gambas peladas congeladas. A continuación picaremos el brócoli, bien picado, lo añadiremos a los langostinos picados para a continuación rallar con rallador ancho la zanahoria. Una vez tengamos estos tres ingredientes bien picados rallaremos fino el ajo (pequeño a menos que os guste mucho) y media nuez (tamaño) de jengibre fresco.
  • Llega el momento de aderezar toda esta mezcla. Para ello necesitaremos: Una cuchara sopera de Sake, dos cucharas pequeñas de salsa de soja y media cuchara pequeña de aceite de sésamo. Una vez tengamos todo en un cuenco lo integraremos todo, aplastando con un tenedor.
  • Cuando tengamos el relleno es aconsejable dejarlo reposar, bien tapado, en el frigorífico al menos media hora esto facilita que se tomen los sabores.
  • Rellenaremos las obleas poniendo el relleno en una de sus mitades (en el vídeo de mi canalillo lo podréis ver mejor). Para ayudar a que se cierren bien, antes de hacer los pliegues, tenemos que humedecer ligeramente los bordes. Cerraremos y haremos los pliegues empezando del centro para la izquierda para terminar haciendo lo mismo hacia la derecha.
  • LAS 2 OPCIONES PARA COCINARLAS:
  • Podemos hacerlas al vapor en una vaporera de bambú. Pondremos agua en una sartén cuando entre en ebullición situaremos encima la vaporera con las gyozas dentro y tapadas. En unos 2 o 3 minutos las tendremos listas.
  • En la sartén (mi favorita y la que os enseño en el vídeo). Pondremos aceite de girasol, muy poquito. Cuando la sartén esté bien caliente pondremos las gyozas, cuando veamos que la base está bien dorada, añadiremos agua. Que el agua cubra la base de la sartén pero que en ningún caso cubra las gyozas. Tapamos con una tapa y cuando el agua se haya evaporado estarán listas (unos 2 minutos mas o menos

Vídeo de la receta

Notas

  • Acompañamientos: Podemos hacer una salsa con 3 partes de salsa de soja, unas gotas de lima, dos cucharillas de agua y media cucharilla de aceite de sésamo.
  • También podemos hacer una salsa con: dos cucharas soperas de mahonesa, una cucharilla de mostaza antigua, dos cucharas soperas de leche entera y una pizca de sal.