Más de un mes he tardado en contaros que me he quedado sin pinche de cocina. Mi pequeño acompañante de cuatro patas nos dejó para quedarse en mi corazón y mis recuerdos. Casi once años de amistad incondicional, de esas que te hace pensar que ellos son mucho mejores que nosotros y que esa frase que dice: “cuánto más conozco a las personas más quiero a mi perro” hace que los que nos rodeamos de ellos se nos haga tan difícil despedirlos.

No podía escribir sobre él, no podía porque el nudo en la garganta hacía que las palabras no fluyeran. Me duele el corazón y me pesa la rutina desde que él no está. Levantarme el punto de la mañana y que Homer no me esté esperando se hace mucho más difícil que el  sueño insoportable que pueda tener a las seis de la mañana. Llegar a casa y que no me esté esperando. Esos ronquidos que no me dejaban ver la tele y a veces ni pensar. El estar cocinando y tenerlo a mis pies. Muchos momentos son tristes sin él, algunos son tan tontos que hasta te sorprenden. El otro día pedimos una pizza, Homer siempre recibía al pizzero y lo acosaba como si de sus manos fueran a caer pizzas por doquier. El pizzero me entregó la pizza y la pude poner en el suelo, no me tuve que ir a la cocina y ponerla sobre la mesa para que Homer no la olisqueara. Son esos segundos, esos espacios vacíos los que hacen que te eche de menos cada día más. Los silencios molestan y los espacios vacíos no se llenan con nada. Homer es parte de nuestra pequeña familia, como dijo mi pequeña Laia: “ya no somos cuatro, somos tres”.

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Siempre imaginábamos que el día que supiéramos que ibas a faltar te íbamos a dar un festín, sabíamos que era lo que más feliz te hubiera hecho pero no lo vimos venir, te veíamos viejito pero en el fondo de nuestros corazones pensábamos que nunca faltarías. Nos pesa el pensar que no te los diste aunque se que Laia y tú teníais un trafico de alimentos bajo la mesa, siempre estabas debajo de ella, desde que estuvo en trona (como te ponías a purés y demás cositas que te tiraba ella ya siendo bien pequeñita) hasta tus últimos días cuándo Laia te daba los vasos de yogurt para chupar.

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A la que mas has querido y la que más tarde llegó a nuestras vidas, fuiste una gran niñera Homer, un gran amigo y compañero, un anfitrión un tanto pelma pero todos te querían. El perro, amigo, mas carismático que he tenido en mi vida. Cabezota y tontorrón, cariñoso hasta llegar a ser cansino. Tragaldabas, todo te gustaba. Te has ido y no a un sitio mejor por que como dijo Laia: “no se ha ido a un sitio mejor por que él siempre quería estar aqui, en su casa, con nosotros”.

 

GYOZAS DE VERDURAS Y LANGOSTINOS

gyozas de verduras y langostinos

Ingredientes.

Obleas de gyozas

Brócoli

Vainas

Zanahoria

Langostinos crudos

Sake

Salsa de soja

Aceite de sésamo

Ajo

Jengibre fresco

Aceite de oliva

Agua

*Salsa para acompañar: Mahonesa con mostaza.

Cómo se prepara.

Empezaremos picando todos los ingredientes, como van en crudo hay que picarlos bien pequeñitos. Del brócoli utilizaremos todo menos el tronco, la zanahoria la picaremos bien fina y haremos lo mismo con las vainas. A continuación pelaremos y limpiaremos los langostinos, los picaremos bien pequeñitos y los añadiremos a las verduras que ya tenemos picadas.

Una vez tenemos todos los ingredientes picados añadiremos un diente de ajo pequeño rallado, un poco de jengibre fresco rallado (cantidad la gusto), una cuchara sopera de Sake, media cuchara sopera de salsa de soja y media cucharilla pequeña de aceite de sésamo. Mezclaremos todo bien y aplastaremos la mezcla con un tenedor. Reservaremos al menos 15 minutos para que se tomen los sabores.

Rellenaremos nuestras gyozas poniendo una cucharilla pequeña de relleno en una de las mitades de la oblea y cerraremos del centro  alos costados haciendo pliegues, tres para un lado y tres para otro.

Pondremos una cuchara sopera de aceite en una sartén y cuando empiece a humear añadiremos las gyozas, las tendremos hasta que empiecen a dorarse, en ese momento echaremos agua sin llegar a cubrir, justo que cubra el fondo, cerraremos con una tapa y las dejaremos cocinar hasta que el agua se evapore (unos dos o tres minutos mas o menos). Sacaremos y las acompañaremos de nuestra salsa favorita. En este caso yo las acompañé de una mahonesa con mostaza.

On egin!