Hoy es el cumpleaños de mi pequeña Laia. Cinco años dejaron atrás aquellas duras veinte horas de parto, de lucha entre las dos por ganar aquella partida que vino con malas cartas. Hoy miro atrás y no puedo por que la tengo delante como una pequeña personita que me marca los tiempos. Veo en ella un ser que ya empieza a preguntarse cosas tan trascendentales cómo: “¿las estrellas se pueden caer del cielo?, ¿el sol y la luna pueden jugar juntos?, ¿se puede saltar sobre las nubes?… Aunque posiblemente la pregunta más difícil que me ha hecho ha sido si voy a estar siempre a su lado, complicada respuesta aunque a veces pensamos más de la cuenta y quizás ellos lo tengan mas claro que nosotros. “Ama, aunque no estemos juntas tú siempre estarás en mi corazón”, pues si, en eso consiste la vida, en conquistar corazones para que nosotros perduremos en ellos.
Laia es la mejor persona que me he cruzado en mi vida, con lo bueno y lo malo (no tiene demasiado de esto). Estos cinco años han sido una aventura fantástica, con sus risas, besos, llantos, enfados, pataletas y reconciliaciones. Sus llamadas a las tres de la madrugada para decirme que me quieres, con esa cara de alegría cada día que te voy a buscar al cole, esa sensación de hacerme sentirme tan especial cada vez que me dice que se va a casar conmigo y que siempre estaremos juntas.
Muchas veces su inocencia y bondad me hacen sufrir por que su pequeño mundo cada vez es mas complicado y se que las personitas como ella lo tienen más difícil porque este mundo no esta preparado para las buenas personas, aunque reconozco que me siento inmensamente orgullosa de su falta de rencor y maldad. Me gustan sus cinco años vividos a tope, me gusta haber tenido el placer de haberlos vivido con ella por que se que ella siempre fue mi destino, se que ella formaba parte de mi incluso antes de que yo conociera nada de esta vida y sobre todo se que la vida sin ella no tiene sentido. Me pediste una tarta de chocolate con lacasitos y estrellas y tu nombre en blanco, si me llegas a pedir la luna puede ser que hubiera intentado bajártela. Zorionak mi niña.
Ingredientes.
3 huevos
1 sobre de Royal
1 yogurt natural
3 vasos de harina
2 vasos de azúcar
1 vaso de aceite de girasol
25 gramos de cacao en polvo
1 tableta de chocolate con leche para repostería (el mío Nestlé)
100 ml de nata para montar
Lacasitos
Estrellitas de caramelo
Fondant para el nombre
Cómo se prepara.
Empezaremos separando las claras de las yemas y poniendo las claras a punto de nieve. Las yemas las batiremos con el azúcar, el yogurt y el aceite. A la mezcla de yemas le añadiremos la harina con el Royal y finalmente añadiremos las claras a punto de nieve. Reservaremos la mitad de la mezcla tal cual y en la otra mitad de la masa añadiremos el cacao.
Utilizaremos un molde desmoldable, iremos añadiendo cucharas de masa alternando la de cacao y la blanca y así conseguiremos el bizcocho cebra. Lo hornearemos a 180 grados unos 45 minutos. Sacaremos del horno y dejaremos enfriar.
Por otro lado preparemos el chocolate, lo partiremos en trozos y lo pondremos en un cuenco, calentaremos la nata y la echaremos sobre el chocolate, mezclaremos hasta tener una mezcla homogénea. Bañaremos el bizcocho con el chocolate, dejaremos templar antes de decorar con los lacasitos y las estrellas. El nombre en fondant es opcional aunque para Laia no lo sea.
On egin!
Qué bonito!! A mi me gustaría congelarlos, así, ahora, con esa inocencia, esa felicidad y esa bondad que
tienen de niños. No se puede, así que voy a disfrutarlos mucho mucho ahora y siempre.
Tienes una niña preciosísima, disfrútala tanto como hasta ahora.!! (Vaya tartaaaa bonitaaa!!!)
Preciosa tarta!!! Sobre todo porque tiene un ingrediente fundamental … “Mucho amor” y se nota. Felicidades a Laia!! Besos
Te acabo de seguir en twitter, acabo de descubrir tu blog y me he posado accidentalmente en este post que me ha parecido maravilloso. Muy identificada con lo que cuentas. Saludos!!
Muchas gracias Olga!
Bienvenida a mi “mundo”.
Un saludo para ti también!