Si os digo la verdad tenía ganas de tocar este tema y eso que me dijeron que no hablara de estas cosas, que la gente no lo entendería. Hay varios momentos que todo vasco ha vivido alguna vez en su vida, los silencios incómodos. Esa típica e inocente pregunta que muchas veces nos hacen cuando salimos fuera, y tú ¿de dónde eres? “¿Yo? Vasco” y transcurren unos segundos de silencio, que se hacen eternos y sabes qué se estará preguntando la otra persona. ¿Será nacionalista? ¿O independentista? ¿Se sentirá Español o sólo vasco?. Y te das cuenta de la importancia añadida que tiene el ser Vasco, para muchas cosas, sentimientos, expresiones… No es lo mismo que un ciudadano Balear, Extremeño o Andaluz diga que se siente orgulloso de pertenecer a su tierra a que lo diga un Vasco.

Y sé que quizás esté exagerando porque en la mayoría de las ocasiones no pasa absolutamente nada pero si que me da la sensación de que hay cierta reticencia a lo Vasco, incluso que hay gente (por llamarlo de alguna manera) que lo utiliza como arma arrojadiza (en twitter me he cruzado a alguno de estos personajes). ¿Te preguntarías al conocer a alguien de Cuenca (por poner un ejemplo) a quien vota, que ideología tiene y cosas similares? Pues los Vascos somos iguales que el resto de la humanidad, normales y corrientes, con gente buena, mala y regular como en todos los sitios.

Soy Euskalduna, hablo Euskera y se lo enseño a mi hija.  Creo que es muy positivo saber donde estan tus raices, conocer tu entorno, respetarlo y aprender a amarlo. Con todo esto no quiero decir que sea independentista, ni nacionalista ni ninguna de estas cosas, de hecho hace mucho que pienso que las ideologias han desaparecido a la vez que los políticos honestos. Es simple y llanamente que me siento bien en mi tierra, me gusta mi cultura y me fascina la gran suerte que tengo de vivir en Donosti, seguramente una de las ciudades mas bonitas del mundo.

Se que es contradictorio lo que voy a decir pero es asi como lo siento. El concepto de patria y bandera no va mucho conmigo, de hecho en mi casa encotrarás sólo banderas de mi Real Sociedad y de mi GBC. Pienso que para amar tu tierra no hay porque ser un independentista radical ni vivir pegado a una bandera (siempre he pensado que son sólo trapos que no dan mas que problemas), simplemente ser feliz y sentirse satisfecho de donde unos es.

También hay un lado divertido de todo esto. Esos estereotipos de Vasco que se tiene en el resto del país.

No tengo ningun amigo, ni conocido, ni vecino que se llame Patxi.

No comemos Marmitako todos los días, de hecho hace muchísimo que no lo cocino ni lo como.

No todos los vascos saben cocinar, conozco a unos cuantos que no han frito un huevo en su vida.

Ni que decir que no todos los vascos somos del Athletic de Bilbao, aunque sorprenda hay mas equipos de futbol en ésta comunidad autonoma.

No en todos los bares ni restaurantes vascos se come bien, si que tenemos la suerte de tener una calidad tremenda pero hay tascas como en todos los sitios.

En nuestro dia a dia no practicamos deportes rurales como levantar piedras o cortar troncos.

No nos pasamos el dia comiendo o de pintxos.

Tampoco decimos tropecientas mil veces “Ay va la ostia” o “que pasa pues”.

No somos mas brutos que en otras comunidades, ni mas nuestros, ni mas serios, ni mas nada. Hay de todo como en todas partes.

El estereotipo que si es real, me lo cuentan, lo veo y se palpa en el ambiente es que el Euskadi se folla poco (perdón por la expesión). Aqui lo del polvete de sabado noche sin compromiso no está muy de moda, ni follamigos, ni nada. O tienes pareja o no te comerás una rosca. No se cual será el motivo pero es asi. Las mujeres decimos que ellos no se lo curran y ellos dicen que nosotras somos unas estrechas y asi pasaran lustros.

Ahora vamos a por la receta. Esta tarta es parte de mi, os voy a dar un trocito de mi sabiduría culinaria. Es uno de mis exitos, que digo, es mi exito. La siento muy mía como si tuviera pagada la patente o algo.

TARTA DE IDIAZABAL. MIS TARTAS EUSKALDUNAS.

 

INGREDIENTES:

Para la base de nueces:

  1. 180 gr de harina normal
  2. 100 gr de nueces peladas
  3. 100 gr de mantequilla
  4. 1 huevo
  5. 50 gr de azucar glas
  6. 1 pizca de sal

Para el relleno:

  1. 100 gr de queso tipo Philadelphia
  2. 200 gr de nata para montar
  3. 150 gr de queso Idiazabal ahumado (tiene que ser de sabor intenso)
  4. 3 cucharadas soperas de azucar normal
  5. 2 hojas de gelatina

Para la cobertura de membrillo:

  1. 250 gr de membrillo dulce
  2. 1 hoja de gelatina
  3. 1/2 vaso de agua (a veces hace falta un poco mas)

 

Si tuviera que poner grado de dificultad a esta receta, podría: para expertillos en la materia. Vamos que si no teneis ni idea de cocinar es mejor que os dediqueis a otros menesteres.

Esta tarta seguramente no gusta a cualquiera, os tiene que gustar mucho el queso con caracter, el Idiazabal ahumado lo es. No hay medias tintas tiene que ser asi y sino tendreis que comer la tarta de queso de toda la vida.

Empezaremos preparando la base de la tarta. Para ello trituraremos las nueces y las mezclaremos con la harina, el azucar glas y la pizca de sal. A continuación añadiremos la mantequilla fría cortada en dados pequeños. Tendremos que ir frotando con las manos, sin amasar hasta conseguir una especie de harena mojada. A continuación añadiremos el huevo, mezclaremos hasta conseguir una masa homogenea. Envolveremos en film transparente y dejaremos reposar en el frigorífico al menos una hora.

Pondremos la masa en los moldes individuales o en uno grande de tarta, pincharemos y hornearemos con el horno precalentado a 200 grados unos 10 o 12 minutos. Sacaremos y dejaremos templar. Mientras tanto haremos el relleno. Tendremos que rallar el queso Idiazabal ahumado, pondremos la nata en un cazo y cuando empiece a humear añadiremos el queso rallado, apagaremos el fuego y dejaremo infusionar durante al menos diez minutos. Transcurrido este tiempo pasaremos por un chino apretando bien. Por otro lado montaremos la nata y añadiremos el queso Philadelphia con un poco de azucar hasta conseguir una crema homogénea y ligera.

Pondremos la gelatina a hidratar y la diluiremos en un poco de nata liquida que habremos dejado sin usar, la templaremos y mezclaremos con la gelatina. Esta mezcla la añadiremos a la infusión de queso Idiazabal. Con la batidora de barillas en marcha en el cuanco donde tenemos la nata con el queso Philadelphia iremos añadiendo la infusión a pocos hasta conseguir que todos los ingredientes esten bien integrados. Es este momento rellenaremos nuestras tartaletas o nuestra tarta y meteremos en el frigorifico un par de horas.

Para la crema de membrillo la vamos a hacer de una manera que la podemaos hacer todo el año y no solo en época de membrillos frescos. Pondremos el agua en un cazo a calentar, cortaremos el dulce de membrillo en dados y lo añadiremos, cuando tengamos una crema hidrataremos la gelatina y fuera del fuego la añadiremos a la crema de membrillo. Pondremos la crema sobre el queso y encima unas cuantas nueces para adornar. Dejaremo enfriar durante una hora. Para una perfecta consevación guardar el el frigo tapado con film transparente.

Y esta receta también formó parte de #eltrueque y de esta manera se la llevé a Loren. Qeudan bonitas y curiosas, ¿os atrevereis?