Sé que hay muchos por ahí que estos “días de…”  los ven del todo comercial, otros cuantos no les ven sentido porque seguro (ni de coña) son de los que tienen detalles con sus parejas, padres, madres, etc todos los días (lo sigo dudando) del año. El caso es que a mí me parecen comerciales en el momento que tú entras en el juego al que ellos quieren que juegues. Claro que es mucho más costoso (o laborioso) intentar tener un detalle al margen de este tema comercial. Vamos, que pienso que hay muchos que tenéis la excusa perfecta, y además con palmadita en la espalda y todo, para no tener un detalle ni este día ni ninguno otro (no os engañéis que sabéis que ésto es así). No perdamos el tiempo de poder tener un detalle un día concreto, también existen los cumpleaños y nadie se plantea ningún tema de estos. Bastante deprimemente es que ya ni en los colegios se hace ningún detallito en forma de dibujo o cenicero chungo de barro, éste es el detalle más bonito y se ha dejado de hacer con no se qué excusa de que si ahora las familias son diferentes, que si no se qué o no se cuál. Excusas, excusas y más excusas, me lo permito decir porque mi infancia no ha sido una infancia normal (o lo que entendemos como normal), y creo que en los colegios pierden un día perfecto para tratar el tema de la diferentes familias, hay que mojarse señores, vamos que una servidora espera que su hija le haga uno de sus superdibujos que al final es lo que más ilusión me hace.

Para que no tengáis excusas hoy os traigo una idea para ganaros a esas amatxus (madres) que tanto se merecen que las miméis y las cuidéis. Yo no jugaría con una madre, una madre cabreada puede ser sumamente peligrosa y si encima vivís todavía con ella mucho menos,  y para qué contaros si soís menores de 20 y todavía subsistís de la paga que os da, os cocina y os lava los gallumbos… Hace 4 años que formo parte de este exclusivo club y muchos días veo que estrepitosamente voy camino de decir frases tipo “ni moto ni mota”, “si tus amigos se tiran tú también”, “se quita lo negro y está perfecto”,  ” ¿a que voy yo y lo encuentro?”, “hasta que recojas la habitación no sales”… Hubo un tiempo que estaba convencida de que el CNI podía tener un departamento de madres para los interrogatorios más exhaustivos, nada como una madre para olisquearte, inspeccionarte los ojos y hacerte una radiografía completa nada más entrar por la puerta de casa a las 5 de la madrugada, incluso creo que en los aeropuertos se podrían ahorrar los detectores de metales.

Esa escena tan cinematográfica de esperar en la penumbra de un salón, sentada en una butaca y encender la lámpara cuando entra álguien en casa no es de película de suspense ni de terror es lo que las madres llevan años y años haciéndo y me temo que soy capaz de caer en eso también (la adolescencia es muy jodida y la de un hijo tiene que ser mucho peor). Las madres son esos seres que hacen que el mundo tenga sentido y cuando no lo tiene vienen ellas y te dan un abrazo o una colleja depende lo que te hayas ganado, la colleja irá cargada de cariño aunque no lo notes, una madre hace todo por tu bien aunque ese bien sólo lo entiendan ellas, como cuando te ponía acelgas para comer (con los años lo entiendes).

Fuera bromas, cuando te haces madre puedes entender ciertas cosas, esos meses que compartes cuerpo y alma hacen que la unión entre madre e hijo vaya más allá de lo racional. Todo lo que pudiste sentir esos meses no sé si toman sentido cuando ves su carita o hace que te des cuenta de que el amor puede tener una manera de expresarsse casi animal, quieres tánto a un hijo que hay veces que parece que duele. La naturaleza es sabia, las mujeres somos seres fuertes y capaces de pasar por un parto y querer repetir. Somos afortunadas por sentir lo que sentimos esos meses tan maravillosos (o no tanto) y aunque haya muchas cosas de las que no te hablan que no son tan bonitas (otro día hablaremos de ello), ser madre es una de las mejores experiencias de la vida, para las que quieran serlo claro, no me imagino haciendo puenting si lo detesto, está claro que hay gente que no debería tener hijos. 

No recuerdo la última vez que me puse tacones o que dediqué mas de media hora en arreglarme, no recuerdo la última vez que un día entero pensé en mi, ni recuerdo lo que es ir a la peluquería más de dos veces al año o ir todos los días impecable, ir de tiendas sin tener que estar controlando al “minuto” que va contigo o pasar más de dos días sin pisar un parque. Está claro que la vida nunca será lo mismo, la vida será simplemente más vida.

 

TARTAS RÁPIDAS DE FRESAS

tartas rápidas de fresas

Masa filo

Azúcar integral

Mantequilla

Queso crema tipo Philadelphia

Yogurt natural tipo Griego

Azúcar blanca

1 vaina de vainilla

100 ml de nata para montar

Fresas

Azúcar glas

¿Lo hacemos?

Empezaremos cortando la masa filo en cuadrados de una ración de tarta pequeña, haremos cuatro o cinco capas pero pintando cada capa con mantequilla derretida como si fuera un mil hojas, también le pondremos un poco de azúcar integral, lo meteremos al horno ya caliente a 200 grados unos 4 minutos, estad muy atentos que se quema con facilidad. Sacaremos del horno y dejaremos enfríar antes de montar la tarta.

proceso 1

Mientras tanto prepararemos la crema, para esto utilizaremos una tarrina de queso crema de unos 200 gramos, la nata y  un yogurt tipo griego, le añadiremos un poco de azúcar (yo usaría poca pero cada uno que lo prepare a su gusto) y el interior o la púlpa de la vainilla, mezclaremos bien y reservarmos un cuaro de hora en el frigorífico.

proceso 2

Las fresas las limpiaremos y las dejaremos unos minutos macerando con un poco de azúcar. Para montar la tarta empezaremos poniendo una de las capas de masa filo, sobre ésta la crema y unas cuantas fresas. Haremos dos capas como ésta para terminar con ua capa de masa filo y un poco de azúcar glas.

Nota importante: Esta es una tarta para montar al momento , si no perdería la textura crujiente de la masa filo. Podeís tener todo preparado y dejar sólo para el emplatado, no se tarda nada.

final

On egin y ¡qué vivan las madres!