Esto del blog es como lo de los amigos que aunque no nos veamos a menudo nos encontramos en nuestros pensamientos diarios. Me pasa, que me acuerdo de este rincón, de mis otros lugares allá dónde vuelco mis recetas y neuras varias pero ese recordar no hace que saque tiempo de donde no lo hay. Qué lástima que el día no dure una par de horas o dos millones más, aunque seguro que si fuera así lo ocuparía en una y mil historias.
Sea como fuere hoy aquí estoy, con mi café, Homer a mi lado pidiéndome un trozo de tostada y yo tecleando estas palabras que comparto con los que por ahí andáis. Tenía esta receta hecha al menos dos meses y encima tengo el cuajo (por no decir los cojones) de deciros: “si,si tranquilos que enseguida os pongo la receta”. Y no es mal intencionado, yo en mi autoengaño me creo que la voy a poner esa misma semana (ay ama).
No se cómo lo voy a hacer pero tengo que poner orden en una de mis pasiones que son mis blogs. No quiero dejarlos en un rincón olvidados como la suscripción del gimnasio de turno o aquel libro que lleva meses en tu mesilla. Me niego a perder algo que me gusta y me llena. No es por quitarme parte de culpa pero gran parte de que me cueste encender el ordenador más que poner la plancha (odio planchar con todo mi ser) es que el mismo esta hecho una patata, pero no cualquier patata, es como aquella que te encuentras al fondo del cajón llena de raíces y mas arrugada que una camisa de lino en pleno verano. Desde aquel día que no se encendió como era debido nunca fue el mismo, nunca se encendió normal y cualquier día de estos me hará la señal del pajarito y me mandará a tomar por saco.
Menos mal que mi parte francesa, que debo tenerla por alguna rincón oscuro y olvidado, hace que me tome las cosas con más… con más… Ni idea, no debo de tener parte francesa o debe aparecer tan sólo cada vez que paso la frontera. Como en esta vorágine que estamos metidos de vez en cuando me encuentro una mañana de fin de semana (afortunados vosotros los que trabajáis de lunes a viernes) en casa, este gran acontecimiento es merecedor de una peazo desayuno como el que os traigo hoy. No hay que perder la oportunidad de disfrutar de la vida, disfrutar de esos pequeños momentos que hacen que nuestro mundo sea grande, disfrutar de los pequeños placeres que se nos ponen a tiro porque no sabemos hasta cuándo podremos formar parte de esta película, y yo de ésta no me quiero perder ni los anuncios.
TOSTADAS FRANCESAS.
Ingredientes (para 4 tostadas).
1 huevo
80 ml de leche entera
Azúcar, canela, miel o sirope
Frutos rojos
Matequilla
Pan de molde o leche
Cómo se preparan.
Empezaremos batiendo el huevo con la leche, pondremos las rebanadas de pan en la mezcla, las empaparemos vuelta y vuelta sin dejar que se mojen en exceso. En una sartén añadiremos un par de cucharillas de mantequilla para hacer nuestras tostadas a la plancha. Cuándo la mantequilla esté caliente añadiremos las tostadas bien escurridas, las doraremos por los dos lados. Sacaremos y espolvorearemos con azúcar y canela o le añadiremos un buen chorretón de miel o sirope. Van perfectas acompañadas de frutos rojos, ya sean fresas, frambuesas o arándano y moras.
Curiosidades:
Las tostadas francesas siempre se hacen con pan de molde o leche. Se “fríen” a la plancha con mantequilla. En Francia se llamaban “pain perdu” (pan perdido) por hacerse con pan de días anteriores. Se toman templadas.
On egin!
Madre mía, qué pinta!!! Un domingo tendré que probarlas…mmmmmmm
Ya me contarás, Seguro que triunfas y repites!!! Un saludo!
Tiene una pinta brutal. Los desayunos son cosa mía, así que ya te mandaré foto cuando las prepare.
Este finde, caen. Gracias Ainara
Sigue con fuerza tirando de tus blogs, yo no he podido con el mío. Aunque no lo doy por perdido totalmente. Muxu.