Mi vida ha dado un giro inesperado, de esos que hasta en una película daría alas a un guionista. Nunca imaginé que aquel día que descubrí los contenedores de The Loaf en la estación del Norte mi vida iba a ir ligada a ellos. La verdad es que la mayor parte de  “culpa” la tiene Iban Yarza y ese entusiasmo y sabiduría panarra que es capaz a de trasmitir en sus cursos. Tres cursos hice con él y a partir de ahí todo fué leer y experimentar en mi casa (os he hecho partícipes de esto en mis redes sociales). Aquella experimentación con total éxito me llevó a que mis panes estuvieran en algunas casas todas las semanas, incluso me llevó a dar algún curso básico que otro (tampoco me voy a tirar el moco que me queda mucho por aprender).

the loaf

Si alguien me hubiera dicho hace unos 5 años que iba a acabar siendo panadera o trabajando en un obrador de bien con su masa madre, sus reposos, sus harinas buenas y sus buenas fermentaciones hubiera pensado que el mundo se estaba volviendo loco. Pero la vida es totalmente imprevisible, la vida es una película que puede pasar de el drama a la comedia o del suspense a la acción. La vida me ha dado una grata sorpresa con este tema y aunque madrugar no sea lo mío reconozco que trabajar en lo que a uno le gusta es un privilegio que pocos tienen.

panes

¿Es fortuna lo que siento? En parte sí, aunque creo que siento más una satisfacción de haberme sabido reinventar a mis 36 años, en un momento tan difícil como el de ahora para encontrar trabajo, creo que mi tesón y cabezonería han tenido premio.

nerea y yo

Trabajo en The Loaf, en un obrador con vistas a la calle, haciendo un pan insuperable, rodeada de apasionados por el trabajo bien hecho, ahí encuentro la motivación todos los días. Ver esas preciosidades salir de nuestros hornos a dairio me hace pensar que algo bueno estoy haciendo. Os seguiré contando mis aventuras en el obrador, mis historias y recetas cómo siempre he hecho. Seguiré aqui por qué me gusta compartir, me gusta contar historias y disfruto de vuestra “compañía”.

obrador

Nunca dejéis de pelear porque el que no pelea todos los días se lo come el mundo, el que deja de soñar vive en una pesadilla y el que lo ve todo gris se olvida lo bonitos que son los colores. Nos vemos, nos leemos, entre masas y formados seguiré por aqui por qué éste es mi lugar, este es mi rincón.